miércoles, 25 de julio de 2012

LA EDAD MEDIA



Tras la caída de Roma, Europa se fragmentó y las distintas regiones quedaron aisladas. Como resultado, las diferencias del latín que se hablaba en cada lugar se fueron haciendo enormes. Así aparecieron las diversas lenguas romances, como el castellano, el francés, el italiano, entre otras.



La espiritualidad medieval



El cristianismo, oficializado en los últimos años del Imperio Romano, fue el eje del pensamiento medieval. El hombre medieval se caracterizó por conservar en todos los órdenes de su vida un gran sentido espiritual. Es por eso que el arte de la Edad Media gira en torno a lo religioso.

PERSONAJES DE LA EDAD MEDIA

EL JUGLAR

El juglar medieval era cantor de   hazañas, músico y, a veces, también malabarista, payaso y domador. Se ganaba la vida entreteniendo a la gente en sus largos recorridos por pueblos y caminos.

EL MONJE COPISTA
                   

El saber y la cultura universal se guardaban celosamente en las bibliotecas de los monasterios. Estos contaban con una sala especial, el   scriptorium, donde los monjes copiaban e ilustraban las obras clásicas a mano con gran meticulosidad.
    
                   
                                                   Ser armado caballero durante la Edad Media era un gran honor. Sus obligaciones principales eran las siguientes: mantener la santa fe católica; defender a su señor y proteger a las viudas, huérfanos y desvalidos.
 
 
EL CABALLERO



 

La literatura medieval  

La primitiva literatura medieval

Entre los siglos V y XII, las obras literarias fueron muy escasas. La mayor parte de ellas eran obras de carácter religioso, escritas en latín por los clérigos de esa época.
Sin embargo, también nos han llegado algunas piezas literarias que pertenecieron a la tradición oral de los pueblos germánicos y anglosajones. Entre ellas destacan la Leyenda de los Nibelungos, de origen germánico y el Beowulf, un extenso poema épico que es considerado una de las obras más importantes de la historia literaria inglesa.
 En el comienzo de toda literatura es frecuente que los géneros literarios no aparez­can en estado puro. Esto es lo que sucede también en la literatura medieval. Por eso, existen diversas composiciones difíciles de encasillar en un género determinado. Tal acontece, por ejemplo, con los famosos debates o disputas, que tanto prestigio tuvie­ron en la literatura provenzal. El género que aparece antes es la lírica. Las primeras composiciones líricas suelen ser cancioncillas, puestas generalmente en labios de una mujer, que se recitaban durante el transcurso de algunos actos solemnes o cotidia­nos. Después de la lírica surge la épica, género que permite narrar hazañas de unos héroes colectivos en la formación de los pueblos.
Mas inciertos son los orígenes del teatro medieval, acaso ligados a representaciones de carácter religioso. La celebración de la liturgia, en la que un celebrante -el sacer- dote- es respondido por un coro -los fieles-, lleva en sí el germen del teatro y sólo cabe esperar que esta representación se formalice y se independice como pieza tea­tral. La prosa, por su parte, es de aparición posterior al verso y coincide, general­mente, con la consolidación de las lenguas romances.
A partir del siglo XII, y como consecuencia de la consolidación de las lenguas romances, empezó a desarrollarse en Europa una importante literatura compuesta en los primitivos dialectos que dieron origen al castellano, al francés y al italiano. Cronológicamente, las principales manifestaciones literarias de esa época fueron:
   Los cantares de gesta (siglo XII). Los cantares de gesta eran poemas épicos anónimos que los juglares recitaban ante un público diverso. Relataban la histo­ria de un personaje, generalmente de carácter histórico, que sintetizaba los valo­res de la comunidad.
Los cantares tuvieron un éxito enorme en su época. Actualmente se conservan más de cien; sin embargo, los más conocidos son La canción de Roldán, un cantar fran­cés que transcurre en la época del Emperador Carlomagno, y el Cantar de Mio Cid, la primera obra literaria compuesta en castellano.
  La poesía provenzal (siglo XII). La primera lírica culta en lengua romance sur­gió en Provenza y otras cortes del sur de Francia. Era una poesía de tema amo­roso, escrita por los trovadores, poetas de gusto refinado y elevada posición social. Su interpretación se acompañaba con música y estaba a cargo del propio trova­dor o de un juglar al que su autor contrataba. En sus poemas, escritos en prime­ra persona, los trovadores crearon un nuevo concepto del amor: el amor cortés, llamado así porque sólo podía darse entre damas y caballeros nobles que vivían en la corte.
Lo característico del amor cortés es que siempre se trata de un sentimiento alta­mente espiritualizado que no desdeña un fuerte contenido erótico. La amada, generalmente casada con un señor poderoso, es descrita por el poeta como un ser frágil, puro y dotado de las más elevadas virtudes.

 
   Las novelas de caballería (siglo XIII). Las novelas de caballería son las
primeras composiciones escritas en prosa. Estas narraciones contaban las hazañas de un caballero, cuyo principal propósito no era otro que defender a su señor y  coquistar el corazón de una virtuosa e inaccesible dama.

Uno de los motivos principales de las novelas de caballería se encuentra en la figura del legendario rey Arturo o Artús y sus caballeros de la Mesa Redonda, verdaderos prototipos del personaje caballeresco.


Las novelas de caballería tuvieron un gran éxito en toda Europa. El autor más
conocido es Chrétien de Troyes quien es considerado, además, como uno de los creadores de la novela moderna.

   El Dolce Stil Novo (siglo XIV). ElDolce StilNovo fue una escuela literaria que se desarrolló en Italia y que también recreó el tema del amor. El mismo nombre de la escuela nos habla de su intención renovadora: el dulce estilo nuevo hacía referencia a la nueva forma de ensalzar el amor: los poetas del Dulce Estilo Nuevo sostenían que la poesía debía reflejar la belleza y ser la expresión de un sentimiento puro y delicado. Por eso introdujeron nuevas formas métricas e incorporaron recursos más refinados y elegantes. Estos logros enriquecieron considerablemente la expresión en las jóvenes lenguas romances.

Los principales representantes de este movimiento fueron Dante Alighieri y Guido Cavalcanti.

  Mención aparte merece una de las obras más grandes de la literatura occidental:
la
Divina Comedia, del florentino Dante Alighieri. En esta obra se conjugan todos los elementos líricos y épicos del medioevo. El creador de este gran poema logró lo que ningún otro poeta había conseguido ni habría de conseguir después: convertir en poesía todas las dimensiones del ser humano.

   El cuento. El cuento es un género literario que tiene sus raíces en los antiguos relatos orales que son comunes a todos los pueblos.

Sin embargo, en Occidente el cuento nace como género literario con dos obras:
Los cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer y elDecamerón
, de Giovanni
Boccaccio. Esta última obra se considera como un verdadero testimonio de la cul-
tura característica de la Baja Edad Media.






1.    Responde:

   ¿Qué acontecimiento histórico favoreció el surgimiento de las lenguas romances?

   ¿Cuándo empezaron a emplearse las lenguas romances en la literatura? ¿Cuáles fueron las
primeras manifestaciones literarias en lengua romance?

2.   Sobre los cantares de gesta, identifica las afirmaciones correctas:

a)   Eran poemas anónimos.

b)   Eran escritos por los juglares.                                                                            

c)   Relataban historias de amor.                                                                    

d)   Sus protagonistas eran hombres comunes.                                          

e)   Narraban hechos históricos.

3.   Establece las diferencias y semejanzas entre los cantares de gesta y las novelas de caballería.

4.   ¿Qué caracterizaba al amor cortés? ¿Cómo era considerada la amada?



 
LA DIVINA COMEDIA



El poeta, tras hallarse en una selva oscura y enfrentar a tres fieras, emprende, bajo la guía de su maestro, el poeta Virgilio, un viaje por los reinos de ultratumba. En primer lugar, arriba al Infierno, que es un inmenso embudo que llega hasta el centro de la Tierra. Los condenados están repartidos según sus pecados en nueve círculos concéntricos. En este pasaje, el poeta se encuentra en el segundo círculo: el de los lujuriosos.

Canto V Círculo II- Lujuriosos

Baje desde el primero hasta el segundo
círculo, que menor trecho ceñía
mas dolor, que me apiada, más profundo. (...)
Ahora empieza mi oído a ser sensible a las dolientes notas, ahora llego donde me alcanza un llanto incontenible.
En lugar de luz mudo me vi luego, que mugía cual mar tempestuosa a la que un viento adverso embiste ciego.
La borrasca infernal, que no reposa, rapazmente a las almas encamina: volviendo y golpeando las acosa.
Cuando llegan delante de la ruina, son los gritos, el llanto y el lamento; allí maldicen la virtud divina.
Entendí que merecen tal tormento aquellos pecadores que, carnales, someten la razón al sentimiento.
Cual estorninos, que en los invernales tiempos vuelan unidos en bandada, acá acullá, por vendavales la turba de almas malas es llevada, sin esperanza -que les preste aliento- de descanso o de pena aninorada.
Y           cual guillas que cantan su lamento, formando por los aires larga hilera, se acercaron así, con tris e acento, (...)
Yo comencé: -Poeta, con sinceros deseos a esos dos hablar quisiera que parecen al viento tan ligeros.
Y         él: -A que estén más próximos espera y, en nombre del amor que así los guía, llámalos, que vendrán a nuestra vera.
Cuando el viento ya cerca los traía, moví la voz: -¡Oh almas afanadas, venid a hablarnos, si oiro no os desvía!
Como palomas del deseo llamadas que, alta el ala y parada, al dulce nido caer se dejan por amor llevadas, así salieron del tropel de Dido y a nuestro lado fueron descendiendo; tan fuerte el grito amable había sido.
-¡Oh animal que benévolo estás siendo al acercarte por el aire adverso a los que al mundo en sangre iban tiñendo,
si fuese amigo del rey del universo, por tu paz le podríamos rogar, ya que te apiada nuestro mal perverso!
Todo cuanto queráis oír o hablar por nosotros será hablado y oído mientras el viento aún quiera callar. (...)
Amor, que en nobles corazones prende, a éste obligó a que amase a la persona que perdí de manera que aún me ofende.
Amor, que a nadie amado amar perdona, por él infundió en mí placer tan fuerte que, como ves, ya nunca me abandona.
Amor nos procuró la misma muerte: Caína al matador está esperando-. Ambos me respondieron de esta suerte.
Al oír sus agravios, fui inclinando el rostro; y el poeta, al verme así, por fin me preguntó: -¿Qué estás pensando? (...)
A ellas después encaminé mi acento y comencé: -Francesca, tus torturas me hacen llorar con triste sentimiento.
Mas di: en el tiempo aquel de las venturas
¿cómo y por qué te concedió el amor conocer las pasiones aún oscuras?
Y ella me dijo: -No hay dolor mayor que recordar el tiempo de la dicha en desgracia; y lo sabe tu doctor.

Mientras un alma hablaba, la otra era presa del llanto; entonces, apiadado,
lo mismo me sentí que si muriera; Y caí como cuerpo inanimado.
Dante Alighieri




Pero si de este amor y esta desdicha conocer quieres la raíz primera, con palabras y llanto será dicha.
Cómo el amor a Lanzarote hiriera, por deleite, leíamos un día: soledad sin sospechas la nuestra era.
Palidecimos, y nos suspendía nuestra lectura, a veces, la mirada; y un pasaje, por fin, nos vencería.
Al leer que la risa deseada besada fue por el fogoso amante,
éste, de quien jamás seré apartada, la boca me besó todo anhelante. Galeoto fue el libro y quien lo hiciera: no leímos ya más desde ese instante.


Dante Alighieri nació en 1265 en Florencia, Italia. Su familia pertenecía a la pequeña nobleza.
Participó ardorosamente en política y ocupó diversos cargos públicos. En el año 1300 fue nombrado Prior de la República Florentina. Sin embargo, dos años más tarde sus adversarios lo destituyeron y lo condenaron al destierro. Murió en el exilio, en 1321.
Las obras más conocidas de Dante son la Vida nueva y la Divina Comedia. Aparte de estas obras, Dante escribió, en lengua toscana el tratado Convivio y las Rime, o poesías rimadas. En latín escribió De Monarchia, un tratado sobre política y De vulgari eloquentia, una obra que estudia con profundo interés las virtudes de la lengua romance.
Esta pequeña obra es una colección de poemas líricos y comentarios en prosa cuyo tema central es el amor. Una breve síntesis de su contenido nos dice que el poeta encuentra, a los nueve años, a una niña, llamada Beatriz, que tiene casi su misma edad. Enseguida se enamora de ella. A los dieciocho años vuelve a verla y es salu­dado por ella, lo cual le conmueve profundamente. Para esconder la identidad de la mujer, finge estar enamorado de otra que casualmente encuentra en una iglesia. Más tarde, el poeta sueña la muerte de Beatriz, muerte que se produce al cabo de poco tiempo.
En la Vida nueva, los bellos y cuidados versos se inscriben en la línea del Dolce Stil Novo. En ellos, se percibe claramente la concepción de los poetas de esta escuela en relación con el amor. Las principales características de esta concepción son:
  El amor aparece como una fuerza que transforma al amante. El amante expe­rimenta el amor y se sumerge en un estado de contemplación que le purifica y lo eleva de su simple estado mortal.
  La amada aparece bajo la forma de la Donna Angelo, es decir, la dama-ángel. La comparación entre la amada y la figura celestial del ángel se debe a que, en la concepción de los poetas del Dolce Stil Novo, una dama digna de ser amada habría de dejar traslucir la luz espiritual a través del velo de su carne. Así, el estado de pure­za de la dama se reflejaba en su gesto amable, en su porte delicado y en su suave voz.                                                           
  El amor no es un estado que pueden compartir todos los hombres. Para experi­mentar ese sentimiento es necesario poseer un corazón gentil, es decir, el amor se encuentra en potencia en el corazón del verdadero amante y se realiza a través del encuentro con el amado. A continuación veremos cómo lo dice el propio Dante de forma poética. Presentaremos la versión original y su respectiva traducción:
Amore e l cor gentil sono una cosa,           Amor y gentil corazón son la misma cosa,

sí come il saggio in suo dittare pone,          tal como afirma en su poesía el sabio,

e cosí esser l 'un sanza l`altro osa               y el uno no puede ser sin el otro así

com'alma razional sanza ragione.              como el alma racional sin la razón.

Fallí natura quand'é amorosa,                      Los hace naturaleza cuando es amorosa,

Amor per sire e`l cor per sua                        Amor como señor y el corazón como su

magione.                                                          mansión.











 
Hacia el año 1303 Dante Alighieri emprende la redacción de la obra cumbre la lite­ratura occidental: la Divina Comedia, un extenso poema dividido en tres cánticos, que básicamente, relata el viaje del poeta por los tres reinos de ultratumba: el infierno, el purgatorio y el cielo.
En esta obra se revela una concepción nueva e interesante en relación con la con­dición humana. Para Dante el mayor o menor grado de culpa depende del grado de participación que el alma racional haya tenido en la comisión del pecado. Así el tamaño de la culpa depende de la voluntad. Por esta razón, por ejemplo, el peor pecado para Dante es el de la traición, ya que requiere de una total convicción racio­nal premeditada para poder llevarla a cabo.
Por otra parte, la Divina Comedia nos revela también una concepción totalizante del amor: el sentimiento amoroso es una fuerza que da sentido a todo lo existente.
El título original de la obra de Dante era Commedia. Sin embargo, con el paso del tiempo se le comenzó a llamar divina, bien porque trataba asuntos relacionados con el mundo espiritual, bien porque no se podía encontrar otro calificativo que diera cuenta de su perfección formal y poética.
Por otra parte, el sentido del nombre del poema alude a la idea medieval de los géne­ros literarios; el propio Dante aclara su sentido en una carta, al decir que el asun­to de la obra, como en el teatro, empezaba tristementey concluía felizmente,
como sucede en las comedias. Otra de las razones que justifican el título se encuentra en la lengua empleada: habitualmente en la Edad Media, el latín, lengua culta por excelencia, se empleaba en las obras pertenecientes a los géneros mayores, tales como la tragedia. En contraste, la lengua vulgar, es decir el romance, se utilizaba en las obras que pertenecían a los géneros menores, tales como la comedia.
La razón por la que el poeta decidió utilizar la lengua romance en lugar del latín fue muy simple: el romance tenía una gran capacidad expresiva y podía ser leído por un mayor número de personas.
La forma de presentación del tema, el número de cánticos o partes del poema, el número de cantos y otros aspectos de la Divina Comedia han sido estudiados con mucho interés a lo largo de seis siglos. En síntesis, se ha establecido que el poema dantesco gira en torno a una estructuración numérica: el número en la Divina Comedia juega un papel esencial.
  En primer lugar, tres son los cánticos o partes principales del poema. Cada cán­tico está conformado por treinta y tres cantos (excepto el primero, que consta de treinta y cuatro, por tratarse del infierno), lo que forma cien cantos en total. Las estrofas del poema están organizadas en tercetos. Los círculos del infierno son nueve (tres veces tres), en los cuales los pecados se clasifican en tres grupos.
Si bien de acuerdo con el cristianismo medieval, la naturaleza divina se manifes­taba en tres personas, otra de las razones que justifican la importancia del núme­ro tres en el poema consiste en que el nombre de la amada del poeta, Beatriz, significa tres veces bendita, sentido que retoma Dante con frecuencia al hacer mención de su dama.
  En segundo lugar, el número diez y sus múltiplos comunican la idea de perfec­ción: cien cantos componen el poema, diez son los niveles que componen el Paraíso, diez son los mandamientos y las bienaventuranzas.

Para Dante la fuente de su escritura no es otra que el amor. En un pasaje en el que el poeta viaja por el purgatorio, encuentra a Buonagiunta de Lucca, perso­naje que representaba la vieja forma de escritura a la que renovó el Dolce Stil Novo. Buonagiunta interroga a Dante sobre su arte y en la respuesta que el poeta enuncia, se revela su concepción sobre la obra poética:
-Mas dime si estoy viendo al contemplarte al que hizo nuevas rimas comenzando: "Damas que del amor sabéis el arte".
Le contesté: - Yo soy uno que, cuando Amor me inspira, escribo, y el acento que dicta dentro voy significando.
-¡Ay! -me dijo -ya sé qué impedimento al Notario a Guitón y a mí ha vedado el dulce estilo nuevo que ahora siento... (Purg. XXIV, 49-57)
Así pues, Dante como escritor se aleja de la manera tradicional de concebir la crea­ción literaria como producto de un ejercicio conciente, para adherirse fielmente a los principios del dulce estilo nuevo: el amor dicta en la conciencia del poeta lo que éste habrá de expresar. Puesto que es el amor la fuente de inspiración del poeta, a continuación veremos algunos aspectos de este tema en la Divina Comedia.
Dante define la auténtica fuente de su inspiración de forma muy sencilla: Amor me inspira. Sin embargo, el amor en la obra de Dante no se refiere exclusivamente al amor humano o al amor divino, sino que abarca todas las connotaciones que van desde el amor humano carnal, hasta el amor divino del místico.
En la lectura de la Divina Comedia no podemos separar estas dimensiones del amor, por cuanto para el poeta no se oponen; más aún, ni siquiera difieren en su esencia. El amor es, y será para el poeta la fuerza eterna que mueve todo lo creado.
El recorrido que emprende el poeta en la Divina Comedia ha sido interpretado como un viaje simbólico del alma; y así como el alma experimenta intensamente el amor humano, tiene ocasión de vivir el amor divino.
La dimensión divina del amor está representada en el sentido del viaje. El camino que emprende el poeta lo conduce a la contemplación, en el décimo círculo del Paraíso, del principio activo de Dios: el amor.
El amor en la Divina Comedia está determinado por la atracción que experimenta el amante frente al amado. Si en el caso del amor humano el amado es un semejante, en el caso del amor divino, el objeto del amor no es otro que Dios mismo.
Así pues, el amor se manifiesta en el deseo del amante por fundirse con el amado. Por esta razón, en la Divina Comedia el amor incita al movimiento, es decir, a la apro­ximación del amante hacia el amado. En un sentido universal, para el poeta todo lo que existe experimenta este deseo irresistible frente a su creador.
De esta manera, es posible establecer un paralelo entre dos episodios de la obra: los pecadores del último círculo del infierno, aquellos que merecen la máxima conde­na, permanecen inmóviles para siempre, pues se encuentran en ausencia de la gra­cia de Dios. En contraste, las almas que se encuentran más próximas a l


El amor humano que se presenta en la Divina Comedia abarca múltiples significa­ciones: el amor de los amigos, el amor de los parientes, el amor por los demás hom­bres o el amor de los amantes. Esta última forma del amor adquiere en la obra dimensiones verdaderamente sublimes.
Francesca de Rímini y Paolo Malatesta, los amantes del canto V del Infierno, han pasado a ser símbolos universales. Los amantes han sido condenados al infierno, no tanto por cometer adulterio, sino por dejarse arrastrar por la fuerza irracional del amor humano, en contra de los mandatos del buen juicio. El poeta nos presenta en su encuentro con estos personajes la fuerza arrolladora del amor:
Amor, que a nadie amado amar perdona, por él infundió en mí placer tan fuerte que, como ves, ya nunca me abandona
En estos versos podemos ver que el amor es una fuerza irresistible que transforma al amado en amante. Sin embargo, esta transformación no es posible sin una con­dición previa: la presencia del corazón gentil. Poco antes Francesca decía: Amor, que en nobles corazones prende... La nobleza del corazón, vale decir, su pureza, es condición indispensable para que el amor humano se manifieste con toda su fuerza. A través del diálogo entre el poeta y la pareja condenada se revela sutilmente la forma como el amor humano se manifiesta en los corazones nobles. Los amantes ignoran que están enamorados: soledad sin sospechas la nuestra era.
Por otra parte, el enamoramiento, es decir, el reconocimiento de la presencia del amor, acontece a la manera de una revelación. En el caso de los amantes del canto V, el momento en el que comparten la lectura de un pasaje de un libro de caballe­ría se convierte en su instante definitivo:
Al leer que la risa deseada besada fue por el fogoso amante, éste, de quien jamás seré apartada, la boca me besó todo anhelante. (...) no leímos ya más desde ese instante.
El amor humano es tan sólo una de las manifestaciones de una fuerza absoluta. En la Divina Comedia encontramos otra forma importante del amor: el amor divino.
La presencia divina, giran a su alrededor a una velocidad infinita.


He fantaseado una obra mágica,
una lámina que también fuera un
microcosmos; el poema de Dante
es esa lámina de ámbito universal.
(...) A todos es notorio que los
poetas proceden por hipérboles:
para Petrarca o para Góngora,
todo cabello de mujer es oro y
toda agua es cristal; Dante se prohibe ese error; en su libro no hay
palabra injustificada.
Jorge Luis Borges



1.  En relación con el pasaje del canto V del Infierno de la Divina Comedia responde:
  ¿Qué visión nos presenta el poeta sobre el castigo de los condenados?
  ¿Cuál es el motivo que le permite al poeta invocar a los condenados?
  ¿Cómo describe Francesca la causa de su condena?
  ¿Los condenados muestran arrepentimiento? ¿Por qué?
2.  ¿Qué sentido tiene el amor para Francesca y Paolo?
3.  En el infierno de la Divina Comedia, los castigos corresponden a la condición moral de la falta
que cometieron los condenados. En tu opinión, ¿cuál es la falta que comete la pareja que
dialoga con el poeta? Justifica tu respuesta.
4.  Francesca y Paolo fueron condenados eternamente. ¿Se conserva su amor más allá
de la muerte? Justifica tu respuesta.
5.  Elabora un paralelo entre el amor de Francesca y Paolo y el amor de Dante por Beatriz. ¿Qué
elementos tienen en común? ¿Se diferencian esencialmente estos dos sentimientos? ¿Por qué?
          

 
Boccaccio nació en 1313 cerca de Florencia. Fue hijo de un
acaudalado mercader italiano. A pesar de los deseos de su
padre de que se dedicara al comercio, sintió desde muy joven
una fuerte vocación literaria.
Durante su juventud residió en Nápoles y frecuentó la Corte de
Roberto de Anjou, de cuya hija, María de Aquino, se enamoró
perdidamente.
Tras ser abandonado por su amada y agobiado por problemas
económicos, regresó a Florencia.
Más tarde, ejerció diversas misiones diplomáticas. Pasó la
última parte de su vida en soledad. Murió en 1375.


Boccaccio escribió la mayor parte de sus obras en italiano. Entre ellas destaca su novela Fiammeta, inspirada en María de Aquino, y el Decamerón.
Para escribir el Decamerón, Boccaccio empleó un recurso muy original: nos presenta a un grupo de diez jóvenes -siete doncellas y tres muchachos- que durante la peste que asoló Florencia en 1348 se refugian por diez días en una casa de campo florentina. Para entretenerse, cada uno se compromete a relatar un cuento diario.
Así, en diez jornadas -de aquí el nombre de Decamerón- se narran cien cuentos.
Boccaccio adereza los cuentos con los comentarios que se suscitan entre los jóvenes oyentes y con los juegos y bailes que todos organizan después de escuchar la narración.
Relatar para divertir
El Decamerón constituye una de las primeras obras que no fue escrita con motivos
didácticos o moralizadores, como era propio en la Edad Media. Todo lo contrario,
la intención del autor es divertir a sus lectores, más aún, escribir de tal manera que
causara deleite entre el público femenino, lo cual es ya una característica típica de
la literatura de la Baja Edad Media.
Los cuentos del Decamerón son generalmente de una gran desenvoltura e irreverentes
en su contenido. Aunque el origen de sus temas es muy variado, la mayoría de los
relatos tienen un carácter cómico y realista. Sus protagonistas son personajes que
se caracterizan por su gran ingenio.
Boccaccio renovó por completo la narración en prosa romance, pues supo repro-
ducir con gran fidelidad el habla y la conversación coloquial.
 Analisis
1.  A través de una gran precisión en los diálogos, Boccaccio retrata asombrosamente el carácter
de sus personajes. Indica cuáles de las siguientes afirmaciones son verdaderas, según la
lectura.
a)  Conrado se sentía responsable por la educación de su criado.
b)  El caballero estaba sumamente molesto con su criado y se sentía superior a él.
c)  El cocinero estaba atemorizado y angustiado por lo que le podía suceder.
d)  Chichibio se salvó de un gran castigo gracias a su picardía.
2.   ¿Crees que este relato fue escrito con una finalidad moralizadora? Justifica tu respuesta.







Los muchachos y muchachas reunidos tienen una regla que obliga a que los cuentos de cada jornada tengan un mismo tema. El que vas a leer es contado en el sexto día por una joven llamada Neifile y pertenece al grupo de los que incluyen alguna respuesta rápida o ingeniosa con la que alguien evita un peligro o una burla.


 Conrado Gianfigliazzi, como todos podéis haber visto y oído, fue siempre en nuestra ciudad noble ciudadano, liberal y magnífico, viviendo a lo caballero, deleitándose siempre con sus perros y azores, sin hablar por ahora de sus otros principales hechos. Y un día, Perétola, un halcón suyo, cazó una grulla muy gorda y joven, y él mandó a un buen cocinero suyo, que era veneciano y se llamaba Chichibio, diciéndole que para la cena la asase y aderezase bien. Chichibio, que era, y lo parecía, gran majadero, preparó la grulla, púsola al fuego y comenzó solícitamente a cocerla.
Y     estando ya casi cocida y despidiendo fuerte aroma, ocurrió que una mujercilla del barrio, llamada Brunita, de la que estaba Chichibio muy enamorado, entró en la cocina. Y advirtiendo el olor de la grulla, y viéndola, encarecidamente rogó a Chichibio que le diese una pata. Chichibio, cantando, le respondió:

-No la tendréis de mí, doña Brunita, no la tendréis de mí.

Y     ella, enojada, le dijo:

-Pues a la fe de Dios que, si no me la das, nunca recibirás de mí cosa que te agrade.

Y     en suma, hubo muchas palabras.

Al fin, Chichibio, por no enojar a su amada, cortó una de las patas de la grulla y se la dio.

Puesta, pues, ante Conrado y algunos forasteros la grulla sin pata, maravillóse Conrado e hizo llamar a Chichibio, y le preguntó qué se había hecho de la otra pata de la grulla. A lo que el embustero veneciano respondió repentinamente:

-Señor, las grullas no tienen más que una pata.

Conrado, muy disgustado, dijo:

-¿Cómo diablos no tienen más que una pata? ¿No he visto yo nunca más grulla que ésta?

-Es lo que yo os digo, señor, y cuando os plazca os lo haré ver en las vivas -ofreció Chichibio.

-Ya que pretendes hacérmelo ver en las vivas, cosa que yo nunca vi ni oí, quiero verlo mañana y seré contento. Pero te juro por el cuerpo de Cristo que, si de otro modo es el caso, de tal forma te






trataré que mientras vivas te acordarás de mi nombre.

Y     por aquella tarde concluyó las palabras, y al día siguiente, al amanecer, Conrado, a quien la ira no había dejado dormir, levantóse muy enojado todavía y mandó que le trajesen caballos, e hizo montar a Chichibio en un rocín y lo llevó hada un arroyo en cuya orilla siempre solían verse grullas, y dijo:

-Pronto veremos quién mintió ayer tarde: tú o

yo.

Chichibio, viendo que aún duraba la ira de Conrado y que le convenía acreditar su mentira, sin saber cómo hacerlo, cabalgaba medrosísimo junto a Conrado y de buen grado hubiera huido, si pudiese. Ora miraba a un lado, ora a otro, y todo lo que veía le parecían grullas de dos patas.

Pero, ya cercanos al arroyo, vieron sobre la orilla hasta doce grullas, todas sobre una pata, como hacen cuando duermen. Y, vivamente mostrándolas Chichibio, dijo:

-Bienpodéis ver, señor, que ayer tarde os dije la verdad al afirmar que las grullas no tenían más que una pata, y, si no, mirad a ésas.

-Espera y te mostraré que tienen dos -dijo Conrado.

Y        acercándose algo, gritó: "¡Oh, oh!", a cuyo grito las grullas bajaron la otra pata y comenzaron a huir.

Volvióse, pues, Conrado a Chichibio y le dijo:

-¿Qué te parece, embustero? ¿Tienen dos patas,

o no?

Chichibio, abrumado, repuso:

-Sí señor, mas vos no gritasteis "¡Oh, oh!", a la de ayer, que si así hubieseis gritado, a buen seguro que ella hubiere sacado la otra pata, como éstas.

Tanto le gustó a Conrado esta respuesta, que toda su ira se trocó en risa y algazara, y dijo:

-Razón tienes, Chichibio: de esa suerte debí hacerlo.

Y     así se reconciliaron criado y señor.

Giovanni Boccaccio







        




1 comentario: