El Positivismo fue una corriente filosófica que confiaba en la
experiencia racional y científica como el único método eficaz para analizar
la realidad. Pero en los últimos años del siglo XIX, esta concepción del
mundo entró en crisis. Ello se debió, por un lado, a los fracasos de la
ciencia para explicar ciertos fenómenos físicos y naturales, y por otro lado, al desarrollo de la psicología, que puso en evidencia la importancia de otros aspectos de la
naturaleza humana distintos de la razón, como, por ejemplo, la parte afectiva y los fenómenos del subconsciente.
La crisis del Positivismo se manifestó en el arte a través de
diversos movimientos que rechazaron el Realismo y buscaron nuevas formas de
expresión estética. El resultado fue una verdadera revolución que abarcó
todas las artes y que se convirtió en la semilla del arte contemporáneo.
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Lo más destacado de esta
revolución fue la nueva actitud de los artistas
ante la realidad. Ellos
consideraron que la realidad no podía ser
nombrada porque es cambiante, indefinible e inagotable;
nombrarla
sería limitar sus posibilidades y, por lo tanto, destruirla. En consecuencia,
lo que debía hacer el artista
era sugerirla y evocarla, dejando abierta
la mayor cantidad de posibilidades de
interpretación.
El Simbolismo fue una escuela poética que surgió en Francia a fines del siglo pasado.
Sus representantes se
consideraban parte de una aristocracia espiritual, pues eran capaces de captar,
a través de su arte, aspectos de la realidad que nadie más podía percibir.
Para transmitir estas experiencias utilizaron la sugestión y la evocación, y
crearon poemas llenos de magia y misterio.
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LA POESÍA SIMBOLISTA
El Simbolismo se gestó en Francia entre 1870 y 1880. Surgió como una reacción contra el
Realismo y el Naturalismo. Los poetas simbolistas
rechazaron la percepción objetiva y racional de la realidad, propia del
Realismo y del Naturalismo. En consecuencia, procuraban evocar en sus versos
el mundo subjetivo y espiritual.
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De esta manera, los poetas simbolistas se inscribieron en una
corriente que era enemiga de lo didáctico, de lo declamatorio, de la falsa
sensibilidad y de la descripción objetiva. Por otra parte, para los
simbolistas el escribir se constituye en un arte subjetivo que persigue,
ante todo, la musicalidad, el ritmo y el poder de evocación de las palabras.
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Las figuras más destacadas del Simbolismo fueron los poetas franceses
Charles Baudelaire, Paul Verlaine, Arthur Rimbaud y StéphaneMallarmé.
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Para los simbolistas, la poesía debía establecer las
correspondencias o relaciones que existen entre el mundo
sensible y el mundo espiritual. En este sentido,
el poeta es un visionario que percibe y comprende estas relaciones entre los
dos mundos.
Estas correspondencias no pueden ser nombradas ni descritas. Sólo
pueden ser captadas mediante la intuición y, por eso, la única manera de
transmitirlas es a través del poder evocador y mágico de las palabras.
Los rasgos más destacados de la poesía simbolista son:
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• La sensualidad. Los simbolistas dan un gran valor a las impresiones que se cap- tan a
través de los sentidos. Estas impresiones evocan innumerables emociones. Por
eso, los versos simbolistas están cargados de efectos de luz, color y de
referencias a datos sensoriales, como en este fragmento de El durmiente del valle de Rimbaud:
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Por el hondo verdor canta un dulce riachuelo que al azar va dejando
en la hierba jirones de plata, donde el sol de la agreste montaña destella.
Es un pequeño valle que espejea rayos.
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• La musicalidad. Los poetas simbolistas imprimen una gran musicalidad a sus versos,
pues consideran que la música es el arte que mejor evoca los distintos
estados del alma.
• El culto a la belleza.
Los poetas simbolistas escribían con un fin
exclusivamente estético. La poesía deja de considerarse como un vehículo
para expresar inquietudes sociales y personales.
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Esta actitud llevó a los simbolistas a crear la poesía pura. Este nuevo tipo de poesía no pretende una comprensión racional de
parte del lector: no quiere narrar ni describir nada, ni tampoco transmitir
una idea. Sólo busca reproducir en el lector el estado de ánimo con el que
fue creada. La poesía pura nunca se refiere a hechos u objetos reales, sino
que crea su propia realidad.
Por ejemplo, estos versos nos expresan una sensación de atmósfera
leve y dulce:
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Una frescura de crepúsculo te llega entre cada latido, cuyo golpe
ahuyenta, cautivo, el horizonte suavemente.
S. Mallarmé
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Las respuestas ?
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